lunes, 2 de septiembre de 2013

UNA ESPERANZA GLORIOSA


UNA ESPERANZA GLORIOSA  “Un sorbo de agua viva”
Guillermo Ávila

                  

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de su Hijo, para que tengamos UNA ESPERANZA VIVA" 
1 Pedro 1:3


Muchos son los que viven y mueren sin esperanza, a pesar de lo pomposo y espectacular que haya sido su partida, o el lugar donde depositaron  su cuerpo, su descomposición será su fin; vivieron y murieron sin esperanza.
No así para los hijos de Dios, Dios los hizo nacer de nuevo para una esperanza viva.
Los que viven por  la fe mueren con esperanza; con la esperanza de su resurrección, la esperanza de una Vida Eterna con Dios, la esperanza de la Ciudad Celestial, la Ciudad Eterna, que tiene fundamentos, cuyo Arquitecto y Constructor es Dios.

La Ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén, que descenderá del cielo, de Dios, y morará entre los hombres.
Son los que viven y mueren en la fe de Abraham, buscando  una descendencia para Dios, los que viven como extranjeros y peregrinos sobre esta tierra, porque no tienen aquí una ciudad permanente, sino que esperan y buscan la por venir.

Es la esperanza de todos los tiempos, de todos los siglos, por la que vivieron y murieron los patriarcas los profetas, y todos los discípulos del Señor, LA ESPERANZA GLORIOSA  de vivir eternamente con Dios.
Debemos vivir sobre esta tierra con nuestra mirada en la META,  la esperanza de la resurrección.

Estamos en el mundo pero no somos del mundo, somos conciudadanos del Reino de los cielos.

Por esta esperanza debemos estar dispuestos a sufrir aflicciones y muchas adversidades, no debemos enredarnos en los negocios de la vida, ni conformarnos a la corriente de este mundo.

Por esta esperanza debemos estar dispuestos a vivir por fe sobre esta tierra, como un pueblo sin patria, porque  tenemos una patria y una Ciudad Celestial, construida por Dios para nosotros.

No corremos solos, Jesús ya venció, y está coronado por el Padre sentado a su diestra en su Trono, y Él ha prometido estar en nosotros y con nosotros, a través de su Espíritu Santo que nos ha dado.

Jesús es nuestra esperanza, Jesús es nuestra resurrección, Jesús es nuestro destino.
El camina con nosotros, y nos espera al final del camino para confirmar y honrar nuestra fe, y nos anima por su Espíritu:
"Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré en él, el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo"
"Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono"

Cristo es en nosotros, LA ESPERANZA DE GLORIA.

sábado, 24 de agosto de 2013

HAY PODER EN SU NOMBRE


HAY PODER EN SU NOMBRE “Un sorbo de agua viva”
Por Guillermo Ávila

    
A muchas personas les molesta que se nombre tanto el nombre de Jesús.
¿Por qué nombrarlo tanto? ¿Por qué tener que orar en su nombre? ¿Por qué tener que confesarlo?

¿No es suficiente nombrar a Dios y enfatizar solo su amor?
La razón es que Dios estableció el nombre de Jesús, como el único mediador válido entre Él y los hombres, en ningún otro nombre hay salvación, porque no hay otro nombre dado por Dios a los hombres, en quién podamos ser salvos, solo…

¡En el nombre de Jesús hay salvación!
¡En el nombre de Jesús hay perdón de pecados!

¡En el nombre de Jesús hay sanidad y libertad  de la potestad de las tinieblas!
Porque TODO lo que pidan al Padre en mi nombre, declaró Jesús, Dios se los dará.

Es la razón porqué hemos de predicar en su nombre y hemos de bautizar en su nombre, porque...
¡Hay poder en el nombre de Jesús!

En mi nombre echarán fuera demonios, en mi nombre pondrán las manos sobre los enfermos para que sean sanados.
Hay poder sobrenatural en el nombre de Jesús.

¡TODO lo que hagan, háganlo en mi nombre!

En el nombre de Jesús haremos proezas, en el nombre de Jesús podemos conquistar todas las promesas de Dios.
El nombre de Jesús, es un arma espiritual poderosa para todos los hijos de Dios.

¡HAY PODER EN SU NOMBRE!

AL ABRIGO DEL ALTÍSIMO


AL ABRIGO DEL ALTÍSIMO “Un sorbo de agua viva”
Por Guillermo Ávila



¡El que mora bajo la sombra del Omnipotente, mora bajo sus alas!
¡El que habita al abrigo del Altísimo, mora bajo la sombra del Omnipotente!
 
Es maravillosa la cobertura de Dios, para quienes deciden vivir bajo su Reino.

En cualquier circunstancia de la vida pueden invocar a Dios y obtener su respuesta; disfrutan de su compañía en medio de la angustia para librarles, para mostrarles su salvación y saciarlos de larga vida.
Si vivimos en armonía y comunión con su Espíritu, disfrutaremos de la comunión con su Hijo y no tendremos por qué temer al poder de satanás, porque nuestro Padre  es mayor que todos, nos guarda y nos cuida de todo mal.

¡Su protección es un Arco de gloria alrededor nuestro, un Escudo que el enemigo no podrá atravesar!
Morar bajo lo sombra del Omnipotente, es habitar al abrigo del Altísimo, es morar en su intimidad. Su sombra, no es sombra de oscuridad, es la sombra del reflejo de su Luz, porque no hay ninguna tiniebla en Él.

Al abrigo del Altísimo, es verdadero reposo, verdadero descanso y verdadero refugio. Es estar en sus brazos de Amor, al amparo de su Sombra, cubierto por su Abrigo.
Es el lugar más seguro donde podemos vivir  y protegernos de los juicios sobre esta tierra. Es el lugar donde podemos confiar, que Él cumplirá su maravilloso Propósito  Eterno de amor para TODOS nosotros.

¿Dónde moras tú?
¡Yo habito AL ABRIGO DEL ALTÍSMO!

Jesús murió y resucitó, y está a la diestra del Padre, y ha preparado también un lugar para ti, para que habites AL ABRIGO DEL ALTÍSIMO.
Él también pensó en ti.

lunes, 19 de agosto de 2013

¡ESPERAR ES CONFIAR!


“SORBOS DE AGUA VIVA” ¡Esperar es confiar!
Por Guillermo Ávila



¿Cuántas veces oramos y nos desesperamos, porque Dios no responde a nuestro modo?
Dios escucha y responde todas nuestras oraciones, pero responde de acuerdo a su voluntad, para llevar todas las cosas al cumplimiento de su Propósito Eterno diseñado para todos nosotros.

No siempre sintonizamos con su voluntad, y no siempre  entendemos sus caminos.
Dios toma nueve meses para formar y  traer un hijo a este mundo, y es peligro su adelantamiento.

Dios toma su tiempo para hacer producir el fruto en los árboles y su tiempo para hacer florecer las plantas, con su belleza y aromáticos perfumes.
Dios toma su tiempo en todas las cosas y no podemos apurar sus procesos ¿Quién puede añadir  un centímetro  a su estatura?

Debemos aprender a confiar y a esperar el cumplimiento de sus tiempos, debemos aprender la lección en cada proceso, debemos descubrir la sabiduría oculta en sus caminos. Debemos esperar hasta que las condiciones sean propicias para el  fruto que Dios quiere producir.
Todos los hombres de fe  que alcanzaron buen testimonio, y el cumplimiento de las promesas de Dios, tuvieron que aprender a confiar en  medio de grandes  dificultades y condiciones adversas, tuvieron que aprender a esperar, porque ESPERAR ES CONFIAR.

El mayor esfuerzo debe hacerse justo antes de cruzar la meta.
La mayor oscuridad es justo antes del claro amanecer.
Antes de caminar sobre las aguas, Pedro vivó un  momento de gran angustia.

Necesitas un esfuerzo más, necesitas un paso más, necesitas un día más para obtener la victoria.

¡No dudes por un momento!
¡Resiste la adversidad!

Porque mañana será otro día, y te alegrarás por haber podido esperar, y te gozarás por haber podido confiar, porque grande es su fidelidad.
¡ESPERAR ES CONFIAR!

¡SUS BENDICIONES PASAN POR LA CRUZ!


“SORBOS DE AGUA VIVA”  ¡Sus bendiciones pasan por la cruz!
Por Guillermo Avila

¡Para recibir algo, hay que entregar algo!
Efectivamente en el Reino de Dios, es mejor dar que recibir, porque dando es que recibes.

Hay que sembrar para cosechar
Hay que invertir para obtener un beneficio
Hay que morir para vivir
Hay que servir para ser el mayor
Hay que  ser sepultado para resucitar

Jesús sufrió el oprobio, y la cruz por el gozo puesto delante de él, para recibir el fruto de su obediencia, el fruto de su aflicción, fue un sacrificio de amor.
Así también nosotros, por amor y en respuesta a su amor, debemos tomar la cruz y así experimentar su vida de resurrección.

No hay  corona sin la cruz, no hay testimonio sin adversidad, no hay triunfo sin pasar una prueba, y no hay victoria si pelear una batalla.
Pelea la buena batalla, la batalla de la fe.
A veces será bajo una dolorosa carga y debemos aprender a echarla sobre él, porque él tienen cuidado de nosotros.
A veces deberemos llorar, y las lágrimas limpiarán nuestros ojos para poder ver la victoria.

“Son bienaventurados los que lloran, porque ellos reciben y experimentan la consolación de Dios”
El cambia nuestra tristeza en gozo,  nuestro dolor en cántico de victoria
Sus bendiciones pasan por la cruz