martes, 26 de diciembre de 2017

SIN LAS MANOS VACIAS

"SIN LAS MANOS VACIAS" Una reflexión en el Camino
Por Guillermo Avila

"¿Con qué me presentaré al Señor y me postraré ante el Dios Altísimo?" Miqueas 6:6

"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle....
Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: ORO, INCIENSO Y MIRRA" Mateo 2:1-12

¿Que motivó a estos magos caminar tantos meses para ofrecer: oro, incienso y mirra, como presentes al nacimiento de Jesús?
¿Que representaron aquellos presentes que agradaron al cielo, como para dejarlo registrado para nosotros?

Sin duda hubo una gran convicción en estos magos para hacer tan grande travesía, su diligente estudio de astronomía y el conocimiento indagado, los llevó a tan grande convicción.
Sin duda el testimonio del profeta Daniel seiscientos años atrás en Babilonia, dejó un legado poderoso acerca de la fe en el Dios de Israel, y su legado profético acerca del Mesías como rey y salvador sobre su pueblo y esperanza para esta tierra.
Ellos viajaron porque discernieron el nacimiento de un rey trascendental de origen divino, y sería rey de los Judíos, y es la razón por la cual se dirigen a Jerusalén, al palacio del rey Herodes en su búsqueda guiados por una estrella.
El ORO como presente simbolizaba esa verdad.
El INCIENSO era ofrecido a los dioses, así que para ellos no sólo era un rey, también era una divinidad.
La MIRRA representaba su encarnación, ese costoso perfume utilizado para embalsamar a los muertos, sin entender el misterio de su encarnación y humanidad de Jesús, quién moriría en su obra redentora por todos los hombres.
Los magos eran del oriente, gentiles, alejados del pacto y las promesas de Dios a su pueblo,  movidos bajo un entendimiento intelectual de los acontecimientos, sin tener la revelación de lo que estaban viviendo, estaban siendo movidos por la mano maravillosa de Dios en un testimonio profético acerca de Jesús, el Hijo de Dios.

Jesús era el nuevo Adán prometido, que venía a redimir y restaurar el Propósito eterno de Dios para los hombres. El maravilloso diseño divino para todos nosotros.

Los Judíos, quienes habían sido formados como el pueblo de Dios para el cumplimiento de esta palabra, conocían todas las profecías, el lugar geográfico donde nacería, el nacimiento virginal del Mesías, pero hechizados por los atractivos de este mundo, no reaccionaron ante el testimonio de los magos de oriente, por el contrario, el mesías se transformaría para ellos en enemigo a sus intereses y privilegios, no solo lo rechazarían, sino se unirían a los líderes del mundo, Herodes, Pilatos y los gentiles, para asesinarle y crucificarle en una cruz.

Herodes el Grande, quién gobernaba en forma cruel y despiadada a palestina, como instrumento del sangriento imperio romano, no le importaba el como satisfacer sus ansias de poder, asesinando su propia familia, y a quién se opusiera a sus ambiciosos planes, no dudó, en asesinar centenares de niños menores de dos años, con el propósito de eliminar toda amenaza de este supuesto rey que había nacido en Belén, información obtenida de la visita de los magos.

Quienes entendemos el conflicto espiritual que opera en los destinos de la humanidad, no dudamos para declarar que Satanás mismo, el mismo diablo que se introdujo en el Huerto del Edén para engañar a Adán y Eva, traer la muerte e impedir el cumplimiento del sueño de Dios para los hombres, allí usó la serpiente, pero acá utilizando a Herodes, lo hará con Pilatos, con los gentiles, y con los líderes de su propio pueblo, pensando que con la muerte de Jesús, destruiría el sueño de Dios para esta tierra.
Bueno es discernir, a quién sirvo y por quién estoy siendo utilizado. Para Dios y su Propósito, o los malignos planes de muerte y condenación de Satanás.

EL PRESENTE DE LOS MAGOS

Ellos no se presentaron ante el rey Jesús con las manos vacías, abrieron sus tesoros y presentaron su ofrenda: Oro, Incienso y Mirra, ofrenda que halló gracia y agradó a Dios.

¿Que representa esta ofrenda para nosotros, para que también le agrademos, y hallemos gracia delante de sus ojos?

EL ORO, nuestra FE.

"Para que sometida a prueba nuestra fe, mucho más preciosa que el ORO, el cual aunque perecedero se prueba a con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo" 1 Pedro 1:7
La FE es una figura del tratamiento del oro, que las pruebas la perfeccionan y la hacen crecer.
Sin FE no podemos agradar a Dios, de tal manera que todo lo que hagamos, por muy bueno que parezca, si no es fruto de la FE, no puede agradar a Dios.

"Sin Fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que quien se acerca a Dios debe creer que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" Hebreos 11:6

La Fe es un don de Dios, que nos es impartido por creer en Jesús como Rey, enviado de Dios para restaurar su reino sobre esta tierra.
La Fe crece por su ejercicio y se atrofia por su falta de uso. Dios nos ha dado Fe para ofrecer a Él sacrificio agradable, es una ofrenda que agrada a Dios.

EL INCIENSO, nuestra Oración.

"Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de INCIENSO, que son las oraciones de los santos" Apoc. 5:8

La oración permanente nos permite mantener esa relación con Dios, la que el diseñó para nuestra vida, para que a través de la oración entreguemos nuestro cargas, nos edifiquemos mutuamente, hagamos llegar nuestras peticiones y experimentemos sus respuestas,
Por medio de la oración aprendemos a escuchar y recibir la dirección de Dios, aprendemos a confiar y a esperar en él.
Aprendemos que la oración no es para que Dios haga lo que yo quiero, sino para conocer su voluntad, y rendir nuestro corazón delante de él.
Sin la oración no podemos crecer y ser edificados, es el canal por medio del cual Dios hace de nuestra fe una realidad, práctica y real.
La FE es ese incienso que podemos presentar cada día delante de su altar, y hallar gracia delante de sus ojos.
La oración agrada a Dios.

LA MIRRA, nuestra Obediencia fruto de nuestro amor.

La Mirra, es ese perfume costoso que requiere preparación, y que por su gran calidad preservaba e impedía la descomposición de los cuerpos, al ser embalsamados.
Representa muerte, el padecimiento, la humanidad de Cristo y la nuestra.

"Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la OBEDIENCIA; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le OBEDECEN" Hebreos 5:8

La MIRRA representa nuestra obediencia, que debe ser perfeccionada en nuestras vidas, sin la cual no podemos agradar a Dios, así como el Hijo agradó al Padre en su obediencia, a través del padecimiento y su muerte de cruz.
No se puede ser discípulo de Cristo, sin estar dispuesto a sufrir, porque para ser discípulo debes negarte, renunciar a ti mismo, y tomar tu cruz cada día.
Ser discípulo implicará muchas veces renunciar a tus intereses y proyectos personales, para favorecer los suyos.
¿Cómo agradar a Dios sin someternos a él?

La obediencia implica compromiso, disciplina, para alcanzar la madures como hijos, porque sin madures no habrá frutos, ¿Y con qué nos presentaremos delante de Él?

Un perfume es confeccionado con el propósito de ser usado, derramado, aunque a alguno le parezca un desperdicio hacerlo, como le ocurrió a Maria, la hermana de Lázaro, al derramarlo a los pies de Jesús en su preparación para su muerte.

La obediencia es para aplicarla, para que la fe no sea una utopía, aunque te cueste la vida como a Jesús. Su obediencia lo llevó a la cruz, y fue una ofrenda agradable delante del Padre.
Nuestra obediencia debe ser más que un sentimiento, para que sea agradable delante de Dios.

Los magos presentaron Oro, Incienso y Mirra, y agradaron a Dios. Ellos pudieron comprobar que su viaje y sacrificio valió la pena, sin duda, con gozo y alegría volvieron a su tierra.

Tú y yo podemos presentar nuestra ofrenda: Nuestra FE, nuestra ORACIÓN y nuestra OBEDIENCIA.
No nos presentemos con las manos vacías ante nuestro Rey, presentemos el fruto de nuestra madures, no solo lo disfrutarás sobre esta tierra, sino será agradable a sus ojos por toda la eternidad.

¿Con qué nos presentaremos delante del Hijo de Dios?




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