PELEA LA BUENA BATALLA DE LA FE "Un Sorbo de Agua Viva"
Por Guillermo Avila
"Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo...: Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová" Exodo 17:14
Este acontecimiento, ocurrió en los comienzos del caminar libre del pueblo hebreo por el desierto en pos de la Tierra Prometida. Este acontecimiento, era de vital importancia que Dios ordenó a Moisés escribirlo en un libro, para memoria en todas las generaciones.
Amalec encarna el espíritu de Lucifer, el diablo, quien se rebeló delante del trono de Dios, arrastrando ángeles en su rebelión, y procurando utilizar a la misma creación de Dios (la serpiente), a los hombres creados a su imagen, a pueblos y gobiernos que se prestan hasta el día de hoy para sus malignos propósitos: matar, robar y destruir. Como aconteció con Faraón y su ejército, que les había esclavizado durante tantos años en Egipto.
EN CADA GENERACIÓN, quienes han sido libres de la esclavitud del pecado experimentarán SU ATAQUE sobre sus vidas y familias, porque Satanás no soporta ver a los hombres libres, adorando y sirviendo a Dios.
Los hijos del reino deben saber, que la guerra de la fe no se gana con armas carnales, ni se gana con estrategias humanas. Dios ha provisto para los hijos del reino armas espirituales, que son poderosas en Dios, para destrucción de las fortalezas que levantará el enemigo.
LA FE, LA PALABRA Y LA ORACIÓN son armas poderosas en Dios.
Los hijos del reino deben pararse firmes en Cristo, someterse a Dios, y resistir todas sus asechanzas y maquinaciones.
Los hijos del reino deben saber que Dios ha puesto sobre nosotros su Espíritu, espíritu de poder, de amor y dominio propio, que permite el desarrollo de una disciplina integral, en espíritu, cuerpo y alma, para vencer y hacer retroceder a nuestro enemigo.
Los hijos del reino deben saber, que el Señor está con nosotros. que El pelea nuestras batallas, que el pelea por nosotros y en nosotros, porque nuestro enemigo, también es SU ENEMIGO que se ha levantado contra su Trono, contra su gobierno sobre esta tierra.
El es Jehová Nissi, nuestro Estandarte de guerra.
Sin duda el maligno ha influenciado nuestras generaciones desde Adán, destruyendo familias y pueblos sobre esta tierra.
Satanás el diablo se levanta para oponerse a la Nueva Vida y Propósito, que Dios nos ha dado en su Hijo, debemos abrazar el llamado de Dios y obedecer, resistir y raer de sobre nuestras vidas y familias todo vestigio de Amalec. Es una decisión que no podemos postergar.
Amalec ha establecido fortalezas que destruyen generaciones completas, manifestadas en malos hábitos, malas costumbres, vicios arraigados, mal carácter, orgullo, soberbia, lujurias, temores, espíritus suicida, inseguridades, y tantas actitudes que no favorecen, y que son impedimento para alcanzar la bendición de Dios sobre nuestras vidas y familias.
Amalec, es una maleza que si no la arrancamos de raíz volverá a florecer, volverá a levantarse en el tiempo para ahogar, matar y destruir la Palabra sembrada por Dios en nuestros corazones, e impedir que traiga fruto en la Tierra donde Dios ha prometido bendecirnos.
A Saul, rey sobre Israel, le costó el reino, su vida y la destrucción de su linaje, por no raer completamente a Amalec en su vida y gobierno. Saul destruyó muchas cosas de Amalec, pero neciamente dejó con vida a su rey, a pesar que Dios se lo había claramente advertido por el profeta Samuel.
Saúl como nosotros, debía definir claramente quién iba a ser su rey y a quién debía servir.
Los hijos del reino, sólo necesitamos un rey sobre nuestras vidas, el Hijo de Dios es nuestro Rey.
Esta es la batalla de la fe que Dios quiere que asumamos todos los días, Dios ha prometido nuestra victoria sobre Amalec, porque ya fue vencido por Él en la cruz, para no dejarnos volver a la esclavitud, a una vida de la cual ya Dios nos redimió para siempre.
En Cristo como hijos del reino, Dios ha puesto a Amalec bajo nuestros pies, písalo hasta que sea completamente destruido, si no lo destruyes, el te destruirá a ti.
Solo así dejarás como herencia la fe, y las virtudes del reino a tu familia, y a tu linaje.
Descuidar a Amalec, no es un error inocente y sin consecuencias, al pueblo hebreo le costó la Tierra prometida, y cuarenta años extras en el desierto donde murió toda esa generación.
Amigo(a) y hermano(a) no desmayes, persiste, porque Dios te dará la victoria sobre Amalec, porque Él lo ha prometido.
Pelea la buena batalla de la fe.
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