SORBOS DE
AGUA VIVA: ¡Hoy he vuelto a anhelarte!
Por Guillermo Ávila
¡JERUSALÉN, JERUSALÉN!
¿Cuántas veces te quise juntar debajo de mis Alas para que oyereis Mi
voz, recibieseis el consuelo de Mis palabras y respiraseis Mi Espíritu?
¡Si entendiereis que sólo Yo puedo darte Paz! Pero en tu incredulidad no me has podido ver, ni
oír, aunque siempre he estado a tu lado.
¡Quiero que me anheles, que me busques! Porque siempre te he
amado, y siempre he estado dispuesto para oír tu voz.
¿No comprendes que te amo? ¿No te ha sido suficiente mi
entrega de amor en la cruz por ti?
¡Deséame en tu intimidad! ¡Muéstrate en nuestro lugar
secreto! Donde tú y Yo sabemos que nos
podemos encontrar. Cuántas veces te he esperado y te he anhelado.
¡No te hagas un “maduro religioso”! Como aquellos que se visten solo para
impresionar a los demás y protegerse de mí, pero no me anhelan, no me buscan,
ni me aman.
¡Tú, despójate de todo para mi! Confíate a mi amor,
obedéceme y ven en sumisión.
¡Deja tus apariencias, tus máscaras, tus disimulos! No me
cambies por las vanidades del mundo, sus afanes y negocios, que al fin solo te
dejarán vacío, sin fe y sin esperanza.
Tal vez te has sentido rechazado y despreciado, Yo también me
he sentido así.
Más, Yo te he dado Mi Espíritu de Adopción, mi Paternidad de
amor, tienes mi gozo que todo lo llena, mi manantial de vida que hace rebosar tu corazón. ¡Hoy he vuelvo a anhelarte!
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