“LA TIERRA SERÁ REMECIDA” Sorbos de agua viva
Por Guillermo Avila
¡Temblará la tierra como un borracho! Advierte el profeta
Isaías.
Jesús haciendo referencia al tiempo del fin declara: "Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes y hambre y TERREMOTOS en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores"
"Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad el amor de muchos se enfriará"
La tierra entera será remecida y los lugares altos serán
destruidos. Las grandes torres, los grandes edificios se derretirán en los días
de los juicios de Dios por causa del pecado y la maldad de los hombres, no podrán
resistir su Santa presencia.Jesús haciendo referencia al tiempo del fin declara: "Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes y hambre y TERREMOTOS en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores"
"Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad el amor de muchos se enfriará"
Sin duda el pecado desata la ira de Dios, la maldad, la inmoralidad
de los hombres lo llevará a su autodestrucción.
¡Solo se salvarán los que invoquen el nombre del Señor, y perseveren hasta el fin!
¿Podría el hombre igualar el poder y la energía liberada en
un solo huracán?
¿En una erupción volcánica o un gran terremoto?
Los tremendos juicios de Dios sobre esta tierra son capaces
de derribar y aniquilar por completo a su paso, las insignificantes y débiles creaciones humanas.¿En una erupción volcánica o un gran terremoto?
Solo el sacrificio de su Hijo, en la cruz, puede satisfacer su
demanda de justicia y aplacar su ira sobre el pecado de los hombres. Él es el
refugio de los justos.
Cuando llegue ese momento sobre la tierra, escóndete y
refúgiate en el Señor. Él te guardará y te salvará, como guardó y salvó a Rahab y a su familia entre los muros de la ciudad de Jericó, cuando el juicio de Dios cayó sobre esa ciudad, y la destruyó.
¡No tengas temor! Confía en las promesas del Señor aunque la
tierra sea remecida.
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